El Curandero es una metáfora sobre el arte y en concreto sobre el creador escénico y las circunstancias que inciden en la creación en nuestra profesión y el momento de incertidumbre en el que nos encontramos con las dudas que nos planteamos. ¿Tiene realmente sentido nuestro trabajo?
En la obra, Frank (Francis Hardy) se desnuda ante nosotros y nos dice que, como cualquier poseedor de un don espiritual o artístico vive atormentado por su talento que además puede generar consecuencias imprevisibles, no comprende sus dones y se cree un genio o un embaucador y puede ser capaz de magníficas obras y de los fallos más abyectos. Además su don no le permite vivir en paz, pero Frank está mejor retratado por Grace, su mujer, un personaje trágico lleno de coraje, entrega y amor y todavía mejor por Teddy, su representante, una cómica y doliente encarnación del mundo del espectáculo. Los tres personajes que nos muestran de forma valiente y desnuda sus vidas más íntimas, se encuentran aislados más allá del tiempo y los localizamos en un mismo espacio común y extraño que contiene a su vez, tres lugares diferentes, como diferentes son las tres versiones sobre los mismos hechos, aunque los tres crean decir la verdad, “su” verdad. La obra nos muestra que la verdad es subjetiva y que todo es cuestión de percepción y recuerdo.
El Curandero es una metáfora sobre el arte y en concreto sobre el creador escénico y las circunstancias que inciden en la creación en nuestra profesión y el momento de incertidumbre en el que nos encontramos con las dudas que nos planteamos. ¿Tiene realmente sentido nuestro trabajo?
En la obra, Frank (Francis Hardy) se desnuda ante nosotros y nos dice que, como cualquier poseedor de un don espiritual o artístico vive atormentado por su talento que además puede generar consecuencias imprevisibles, no comprende sus dones y se cree un genio o un embaucador y puede ser capaz de magníficas obras y de los fallos más abyectos. Además su don no le permite vivir en paz. Pero Frank está mejor retratado por Grace, su mujer, un personaje trágico lleno de coraje, entrega y amor y todavía mejor por Teddy, su representante, una cómica y doliente encarnación del mundo del espectáculo. Los tres personajes que nos muestran de forma valiente y desnuda sus vidas más íntimas, se encuentran aislados más allá del tiempo y los localizamos en un mismo espacio común y extraño que contiene a su vez, tres lugares diferentes, como diferentes son las tres versiones sobre los mismos hechos, aunque los tres crean decir la verdad, “su” verdad. La obra nos muestra que la verdad es subjetiva y que todo es cuestión de percepción y recuerdo.
Reparto |
Bruno Lastra, María Pastor y Felipe Andrés |
|
---|---|---|
Espacio Escénico y movimiento |
Juan Pastor |
|
Diseño de iluminación |
José Espigares |
|
Vestuario |
Teresa Valentín-Gamazo |
|
Traducción |
Manuel Benito |
|
Prensa |
Manuel Benito |
|
Diseño gráfico |
María de Alba |
|
Fotografía |
Susana Martín |
|
Producción ejecutiva |
Mariano Rochman |
|
Dirección |
Juan Pastor |
Reparto |
Bruno Lastra, María Pastor y Felipe Andrés |
|
---|---|---|
Espacio Escénico y movimiento |
Juan Pastor |
|
Diseño de iluminación |
José Espigares |
|
Vestuario |
Teresa Valentín-Gamazo |
|
Traducción |
Manuel Benito |
|
Prensa |
Manuel Benito |
|
Diseño gráfico |
María de Alba |
|
Fotografía |
Susana Martín |
|
Producción ejecutiva |
Mariano Rochman |
|
Dirección |
Juan Pastor |