EL VALOR DE LAS MUJERES
A mediados del siglo XVI aparece en el teatro y en la novela por primera vez el personaje de la mujer vestida de hombre. Esta creación literaria tiene gran acogida en la tablas durante todo el siglo XVII. Decía Lope de Vega en el Arte nuevo de hacer comedias: “ Las damas no desdigan de su nombre; y si mudaren traje, sea de modo/ que pueda perdonarse, porque suele/ el disfraz varonil agradar mucho”.
El recurso de sacar a escena a una mujer vestida de hombre se hizo tan popular en el teatro del siglo XVII que todos los dramaturgos seguidores de Lope de Vega se sirvieron de él en obras principales.
La producción literaria y la representación escénica gozaron de tal éxito que ninguna recomendación o prohibición, de las múltiples que se originaron en la época en torno al teatro y al vestido varonil, fueron obstáculo suficiente para detenerlas. La controversia duró todo el siglo XVII y parte del XVIII, periodo en el que los moralistas, especialmente los eclesiásticos , cargan con especial dureza contra el disfraz varonil de las mujeres. Con frecuencia este parece ser el principal motivo por el que la representación de las comedias debía de abolirse.
En el teatro clásico español grandes actrices poblaron los escenarios interpretando estos personajes. Curiosamente en escena el disfraz de hombre resulta provocador e incluso erótico lo que nuevamente cosifica a las mujeres distando mucho de los objetivos y motivaciones de los personajes en la línea argumental.
En el teatro Isabelino a las mujeres no se les permitía actuar. Eran los hombres los que interpretaban a mujeres a su vez vestidas de hombres. Lo que quizás despertaba otras pasiones igualmente reprobables para la época.
Una mujer en aquellos tiempos no podía salir a la calle sola. La única manera de tener cierta autonomía era adoptando la conducta de un hombre y sirviéndose del disfraz.
Una investigación teatral mediante los textos de Cervantes, Calderón de la Barca, Lope de vega y Shakespeare para hilar una historia sobre EL VALOR DE LAS MUJERES.
Buscando el denominador común de personajes como Viola en Noche de Reyes, Rosaura en La vida es Sueño o Dorotea en El Quijote, reflexionamos sobre lo difícil que puede llegar a ser mujer entonces, igual que ahora, teniendo que demostrar su inocencia cuando es atacada, ultrajada o acusada de algo. Luchando por su honor, su honra o su amor sin importarles a menudo en ser correspondidas. Necesitan vestirse de hombre para ser tomadas en consideración. Aunque en todos los casos el disfraz acaba convirtiéndose en una cárcel emocional.